Globalización contra identidad. Patrias carnales contra cosmopolitismo. Naciones contra sus negadores. Ésa es la gran batalla sel siglo XXI, y hay que librarla en toda su dimensión y desde toda su coherencia ideológica.
El primer elemento contra esa tiranía absolutista e igualitarista es la patria carnal, la identidad del suelo y de la tierra, la identidad de la familia, de la estirpe, la identidad de la cuna y de los padres, la identidad de la lengua y el paisaje. La identidad que se hereda y se siente de forma natural. Una identidad que, como tal, es el primer elemento de la resistencia al globalismo liberal y centralizador.
Hablamos de esas identidades que preceden a los estados políticos europeos, y en muchos casos entran en una contradicción con ellos, o, aún peor, son estos estados los que pretenden negarlas y exterminarlas en función de ese principio uniformizador que es el elemento principal de la ideología del enemigo. Este ha sido el motivo principal por el que hemos querido dedicar el presente número de Europae a Euskal Herria, una nación que lucha con voluntad, con sacrificio y valentía contra los que le niegan su identidad, y que negarían su existencia si pudieran. Una nación que ha resistido como ninguna a los sucesivos intentos de genocidio cultural por parte de un estado que no los ha entendido nunca como "nación" sino que los ha percibido siempre como "enemigos" y como "problema" al que se debe disolver en la nada anónima del centralismo igualitarista y laminador de identidades.
Es por esto que queremos decir sin tapujos, sin medias tintas y sin ambigüedades, que nosotros como vanguardia ideológica del identitarismo estamos inequívocamente del lado de Euskal Herria, del lado del Euskera, del lado de sus reinvindicaciones, del lado de sus derechos nacionales, del lado de su unificación territorial y del lado de su voluntad de existir como nación. Y por lo tanto estamos en contra de todas las campañas de negación y de insulto contra la nación vasca por parte del estado, de los medios de comunicación y de la izquierda, la derecha y extrema derecha españolista, asi como de esa idea siniestra que apela a defender una "identidad plural" en Euskal Herria y que en realidad es sólo puro odio y desprecio afán exterminador hacía lo vasco.
Del mismo modo que queremos dejar muy claro que el "enrizamiento" que sustenta la defensa de la identidad, no puede ser un enraizamiento basado sólo en la lengua, en el folklore o en las costumbres del pasado, debe ser ante todo un enraizamiento fundando en un dimensión étnica. Basado en la sangre y en la herencia de una nación que se niega a desaparecer y lo hace a cualquier precio, por eso conquistará su merecida libertad.
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