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Arrizubieta Larrinaga, el enlace vasco

 

 "Su misión consiste única y exclusivamente en evitar que la política exterior española resulte influida por París, Londres o Moscú" Adolf Hitler a Wilhelm Faupel

En 1937 no haciendo mucho caso a las palabras del Führer; el militar y diplomático Von Faupel decide posicionarse a favor de los Hedillistas trás el Decreto de Unificación de Franco. Esto hecho provoca malestrar en el régimen y Franco solicita a Alemania su repatriación. 

Una vez en Berlín, y muy disgustado viendo como los falangistas cedían paso a una orientación meramente conservadora y ranciamente católica, coincide con nuestro Martín de Arrizubieta. Ambos, a través del periódico Enlace, expusieron en 1944-45 un proyecto de visión nacionalsocialista amoldado al estado español. El órgano pretendía ser capaz de ir convirtiendo a falangistas, nacionalistas y hasta comunistas en dignos nacionalsocialistas.

Lo importante e interesante para nosotros del proyecto, fue el instrumento político-intelectual que escogió para llevar a cabo: el nacionalista vasco Arrizubieta Larrinaga (1909-1988). El sacerdote, sabiendo que el grueso de sus lectores en España iban a ser veteranos falangistas y jonsistas, sin olvidarse de sus camaradas nacionalistas vascos, con un inteligente discurso fuerista que acabaría siendo abertzale, intenta ir encarrilando a todos en la idea de la defensa de la Raza, el Socialismo y Europa. El períodico llevaba funcionando desde el 1942 bajo mandos falangistas. Arrizubieta propone que el periódico sea un instrumento de lucha nacionalsocialista, totalmente antifranquista y quita de la cabecera el logotipo del yugo y las flechas. Para Arrizubieta el nacionalsindicalismo era un mal plagio del nacionalsocialismo.

Nuestro sacerdote es nacido en Mundaka (Bizkaia), se formó en las universidades de Lovaina y Comillas. Desde joven se interesó por el catolicismo social belga, y a su regreso a Euskal-Herria se unió al movimiento nacionalista vasco. Lejos de las fronteras vasconas en su época de estudiante datan algunos poemas en euskara vizcaíno, donde alude a la figura de Sabino Arana. 

"Arana se aparecía cual santo redivivo a un Arrizubieta aterido de frío en la oscuridad, mostrándole un futuro feliz en blanco, verde y rojo, los colores de la bandera vasca"

Vinculado a la Asociación Vasca de Acción Social Cristiana (AVASC), escribió varios trabajos en el diario Euzkadi sobre catolicismo social y la confluencia entre cristianismo y compromiso con las clases populares, siguiendo los pasos del bretón y nacionalista Lammenais, así como denunciando la barbarie comunista soviética. En 1935, interviene como orador en algunos actos del PNV, esto indicaba cierta cercanía ideológica a este partido, pero nunca llegó a afiliarse al mismo por el auge de cierto sectores del mismo cercanos al liberalismo y al judeocristianismo. Su negativa al voto de castidad lo alejará de la AVASC. 

Durante la guerra civil española, la dirección del PNV en Navarra y Victoria apoya al bando sublevado, mientras que en la zona norte en principio apoya al bando gubernamental. Pero más adelante y con muy poca fortuna, estos gudaris del norte intentan rendirse en Santoña a los fascistas italianos, pero acaban siendo apresados por el bando sublevado. Aun así, el 80% de los gudaris que son capturados se pasan al bando sublevado.

"Hasta la noche antes, nuestro verdadero enemigo había sido la izquierda. No porque fuese la izquierda, sino porque era española y, como tal, intransigente. Vacilamos durante dos semanas o más, titubeando sobre si aliarnos con nuestros anteriores enemigos. De haber sido posible, nos hubiéramos mantenido neutrales. Estábamos entre la espada y la pared. Era algo absurdo, trágico: teníamos más cosas en común con los carlistas que nos atacaban que con la gente con la que de pronto nos encontramos aliados” Juan Manuel Epalza (PNV)

Estas palabras del filonazi Epalza sirven como introdución para comprender, la tesitura en la que se encontraba nuestro sacerdote, asi como las acciones que tuvo que cometer en la guerra civil y la segunda guerra mundial.

"Este muy notorio germanófilo no ha cesado de predicar a los jóvenes vascos continentales un nacionalismo vasco de carácter hitleriano"  Mark Légasse sobre Juan Manuel Epalza

Arrizubieta era capellán castrense y capitán en el batallón de gudaris, y fue hecho prisionero por las tropas carlistas/nacionalistas del bando sublevado de Navarra . Al ser sacerdote salva de la prisión y fusilamiento, de modo que los requetés lo hacen capellán de su ejército, hasta que logra huir y se refugia en Francia. Allí se incorporó a la Legión Extranjera y se junta con otros nacionalistas vascos y comunistas españoles, intentando aunar comunismo con nacionalismo vasco en un proyecto de confederación de repúblicas ibéricas para el futuro.

Supongo que para muchos patrioteros españoles, esto de colaborar con comunistas es un acto deleznable, pero solo cuando proviene de gente afín al nacionalismo vasco. Como ya ha ocurrido con el jonsismo, si este tipo de colaboraciones provienen de grupúsculos nacionalsindicalistas aqui no ha pasado nada, porque siempre será por el bien de España. Ledesma puede laurear a Stalin las veces que haga falta ¿O es que a estas alturas nos vamos a olvidar también de quien quiso salvar la vida del poeta homosexual y profundamente liberal García Lorca? Falangistas y jonsistas en su origen son todos anarcosindicalistas y comunistas.

Arrizubieta no iba a ser menos que el rumano Vintilă Horia o el ucraniano Stepán Bandera. En la guerra todo militar contrario es enemigo hasta que se demuestre lo contrario. Su compañía cayó y los alemanes lo hicieron prisionero cerca de Verdún, y supuso para nuestro sacerdote el comienzo de un deambular por varios campos de trabajo. Explorando la misma alianza que años más tarde daría tan buenos frutos a Jon Mirande, en el campo de Neubrandenburg se acercó a los círculos nacionalistas bretones que colaboraban con el III Reich, dirigiéndose al bretón Yann Fouéré, director del periódico La Bretagne, expresándole su solidaridad como nacionalista vasco: "Jamais nous sommes été si prés de la Liberté! De la renaissance de nos peuples" "¡Nunca hemos estado tan cerca de Libertad! Del renacimiento de nuestros pueblos" , sugiriéndole que "pourquoi, basques et bretons, ne luttons pas ensemble?. L’union fait la force. Gora Euzkadi! Breiz Atao!" "¿Porque vascos y bretones no luchamos juntos? La Unión hace la fuerza. Gora Euzkadi! Breiz Atao!"


Tal gesto fue clave. Arrizubieta quería la colaboración con el III Reich en nombre de sus ideas.  Gracias a que existían contactos entre nacionalistas vascos y círculos cercanos a la administración alemana en París, cuyo máximo exponente era el oficial de las SS Werner Best, que no ocultaba una predisposición favorable a tratar de modo específico a bretones, vascos, catalanes y gallegos dentro del proyecto de reordenación étnica de Europa.

Las relaciones de Arrizubieta con los petainistas eran un desastre, pero consiguió ser enviado a trabajar en una fábrica en Abril de 1942, donde volvió a enemistarse con los oficiales partidarios de Pétain. Manteniéndose fiel a sus ideas, siendo partidario del III Reich y teniendo como aliado a los nacionalistas bretones, los petainistas no tenían más remedio que ceder y tragar.

Francisco de Echeverría, su profesor en la Universidad de Comillas fue a visitarlo, y gracias a sus influencias consiguió un mejor destino como oficinista en la ciudad de Stettin. De allí fue llamado a colaborar con Wilhelm y Edith Faupel. El matrimonio le encomendó la tarea de liderar el órgano de información para los trabajadores españoles en Alemania, la revista Enlace. Desvinculándola totalmente de la delegación territorial de FET-JONS dándole una línea abiertamente nacionalsocialista y crítica con el régimen franquista.

Esto acabó por provocar la ruptura con las autoridades diplomáticas españolas y la delegación del partido único falangista en Alemania. La línea nacionalsocialista que adoptará la revista perpetrará el asombro y alerta en las cabezas tecnócratas españolas. El periódico era leído y recibido por un público variopinto que se componía de tres sectores: alemanes que sabían castellano, muchos de ellos antiguos emigrantes en Latinoamérica; trabajadores del estado español en Alemania, buena parte de los cuales eran antiguos refugiados republicanos; y soldados españoles enrolados en la Wehrmacht y en las Waffen SS. Lógicamente en todo ese conglomerado había también nacionalistas y compatriotas vascos.

Muchos autores antifascistas y nacionalfascistas, intentan desprestigiar a Arrizubieta como un oportunista y un charlatán superviviente. Pero lo cierto es que eran sus verdaderas ideas, sus versos doctrinales, el paso del nacionalismo vasco a la defensa del nacionalsocialismo es la opción coherente de cualquier nacionalista que se precie como romántico y amante de su raza. Nuestro sacerdote reconocía en 1946 haber admirado a Hitler y conocer bien entonces "el hitlerismo y el rossenberguismo". Era una persona culta e inquieta con tendencia a la retórica, y que había ido evolucionando por pura lógica personal desde el catolicismo social al nacionalismo, con un fondo de racismo aranista, por lo tanto, de racismo tradicional cuya base era profundamente ibérica, en el fondo. La colaboración con el nacionalsocialismo alemán para los ciudadanos españoles en su conjunto no es algo tan extraño como a primera vista pueda parecer. Los ingredientes son la relación entre nación y clase obrera, su influencia aranista primigenia en un proyecto de reforma social ya estaban presentes en Arrizubieta de modo separado. Su manejo de conceptos ideológicos básicos del nacionalsocialismo era lo suficientemente fluido como para suponer que nos encontramos ante algo más que una mera mascarada discursiva, pues la escuela del nacionalismo vasco primigenio iba en esas coordenadas.

En 1944 sus palabras, para bien o para mal, tenían eco entre los destinatarios. El propio embajador español en Berlín en diciembre de 1944, como buena parte de los españoles fieles al régimen franquista estaban abandonando como ratas el III Reich, y Faupel intentaba ganar para la causa a muchos de los "españoles rojos" Rotspanier, y sobretodo nacionalistas, que seguían residiendo como trabajadores en Alemania, además de las decenas de valientes que volvían a vestir el uniforme de la Wehrmacht.

Como veremos, el particular nacionalsocialismo aplicado a España queda reflejado en Enlace, todo ello debido a la formación ideológica anterior de Martín de Arrizubieta. Cuando teoriza sobre un racismo biológico ibérico, lo hace de una manera muy diferente a la visión celtista de Santa-Olalla en los trabajos con Ahnenerbe, que salvo en estes círculos cerrados, tales teorías estaban ausentes públicamente en el fascismo hispánico. Por otro lado, tanto su insistencia en el nacionalismo como auténtico soporte de la cultura de Europa, en la personalidad perenne de los pueblos de Europa, como en particular su fórmula fuerista que presentaba a los vascos como el auténtico pueblo fundador y definidor de esa España, parecen indicar que nos hallamos ante una readaptación de materiales anteriores refundidos para sus lectores. El énfasis anticlerical en la independencia de la religión católica como precondición para la consecución de un auténtico nacionalsocialismo se justifica en el supremo interés de la nación, que se ha de ver libre de la injerencia del Vaticano. El componente social-revolucionario tenía en este caso mucho de su socialcatolicismo anterior y la retórica obrerista.

El estado alemán subvencionaba igualmente a combatientes republicanos que eran trabajadores del Reich, todo ello se correspondía con los propósitos enunciados más de una vez por algunos miembros del partido, empezando por el propio Führer, que clamaba en la necesidad para que el falangismo de ganarse a las masas obreras adeptas al bando derrotado y asi atraer su sentido revolucionario. Ya en 1942, el Führer consideraba que los trabajadores exiliados republicanos eran auténticos revolucionarios, que deberían unirse con lo que quedaba de la Falange primigenia para tomar el poder en España y expulsar a clericales y monárquicos. Por ello, Enlace también insistirá en la necesidad de reciclar el fascismo hispánico en nacionalsocialismo auténtico sobre las bases étnicas ibéricas.

"No le puedo perdonar a Franco el no haber sabido, en cuanto terminó la guerra civil, reconciliar a los españoles, el haber hecho a un lado a los falangistas, a quienes España debe la ayuda que le hemos prestado, y el haber tratado como a bandidos a los antiguos adversarios que estaban muy lejos de ser rojos todos. No es ninguna solución el poner fuera de la ley a la mitad de un país, mientras que una minoría de salteadores se enriquece a costa de todos"  Adolf Hitler

"A nosotros nos han engañado, porque jamás hubiese yo aceptado, sabiendo de qué se trataba en realidad, que nuestros aviones sirvieran para aplastar a pobres muertos de hambre, y para restablecer en sus privilegios horribles a los curas españoles"  Adolf Hitler

Así, fascistas y comunistas hallarían una causa común en nombre de las patrias y la revolución. Razón por la que el periódico pondrá especial énfasis en los casos de "conversiones" al nacionalsocialismo de antiguos combatientes republicanos enrolados en su día en el Servicio de Trabajo Obligatorio Francés, más tarde destinados a Alemania por los nacionalsocialistas y que se convencerían de que el III Reich era la auténtica patria de los trabajadores. Se trataba de superar la división de la guerra civil española en un nuevo ideal, la comunidad nacional que devenía sujeto de la revolución, de modo que en el Nuevo Orden se conseguiría una "justicia social absoluta, que será la exaltación del cuarto estado social, el proletariado, a la vida activa y consciente de las comunidades nacionales". [1]

El primer número de Enlace en septiembre de 1944, redactado por Arrizubieta, resumía sintéticamente la orientación del periódico. En él, se afirmaba que la guerra enfrentaba por un lado a los sin patria, "mesnadas de usureros, agiotistas y estraperlistas", "los trotamundos y judíos errantes que cambian de apellido como de vestido", frente a los que luchan para que en Europa se reinstaure la nación, "que es la sangre y es la raza", pero que además combaten para "reintegrar el obrero a la nación y desproletarizarlo nacionalizándolo". Los ciudadanos españoles, en esa hora crucial, deberían seguir el aliento de su raza ibera, aquella que tendría en los vascos su depósito y reserva inagotable, y que mantuvieron el deseo de libertad nacional "siempre inextinguible, la hoguera de los plenilunios y el irrintzi", así como su ancestral lengua, el euskara, asimilada por la antigua habla de los iberos. En ese sustrato racial tendría las raíces su visión ibérica. Pues "la nación es la raza, la sangre que corre por nuestras venas [...]. . Y cuando una actuación colectiva o individual está inspirada por el sino racial el destino corona siempre su éxito". El rosario de efemérides patrióticas hispánicas (el 2 de mayo de 1808, el Cid Campeador, la batalla de Covadonga) no sería sino una continuación de ese designio racial determinante [2] . El nacionalismo, con su diversidad etnolingüística, sería la "expresión genuina de los pueblos arios de Europa", como se vería en las diferentes nacionalidades que combatían codo a codo con la Wehrmacht y en las Waffen SS. Enfrente de ellas se situaban las hordas del internacionalismo judio-sionista. Y esas hordas no se detendrían en los Pirineos.

Esa declaración de principios fue una tendencia clara en Enlace: reavivar el antisemitismo tradicional hispánico y destacar el peligro de la cuestión judía en el estado español. Los tres enemigos de siempre: la masonería, el judaísmo y el comunismo es una constante invocada [3], aludiendo para ello a textos y citas de pensadores tradicionalistas hispánicos, empezando por Juan Vázquez de Mella. Reconocía, con todo, que los conversos ibéricos, tras 1492, se fueron fundiendo en el paisanaje. Las logias masónicas están embarcadas desde varios decenios en acometer la "recuperación judía de España", mediante la apología de los personajes judíos de la historia y del presente del estado. Enlace dictamina que todo aquél que renunciaba a su patria en aras del internacionalismo, no sería sino un disfraz del judío internacional [4]. Algunos voluntarios de la División Azul,  habrían aprendido bien en sus estancias en el país o en los países bálticos, como Letonia, de los comerciantes nativos cómo los judíos y los bolcheviques habrían actuado de consuno [5]. Pues en el judaísmo estaría el origen último del liberalismo, del capitalismo y del comunismo.

Arrizubieta echaba mano de su escuela nacionalista vasca (sabiniana). Alude a la sangre en un sentido de cristiano viejo, y a un expediente bien conocido: los apellidos como indicador identitario. De modo que "la nación somos nosotros. Es nuestra sangre. Son nuestros apellidos". A esa nación inmortal, enmarcada en un horizonte europeísta, se supeditaría en todo a la Sangre, afirmación un tanto ambigua para un fascista, pero clara para un nacionalsocialista.

Los tostones consabidos elaborados por el falangismo acerca de la España imperial son eliminados, junto con toda alusión a la catolicidad, en el sentido dado por Ernesto Giménez Caballero, o a su carácter de campeón de la fe católica en los siglos XIV y el XVII. El nuevo proyecto es la consecución de un Imperio Europeo, temas que aparecen de manera constantemente en las páginas de Enlace. Las causas de la decadencia imperial Hispánica se retrotraen de modo sistemático al mercado judaico-masónico, que estarían detrás del renovado poderío y ambición de los Estados Unidos y del mismo Roosevelt [7]

Enlace no se definía como falangista, pese a tener lectores de este movimiento. Por el contrario, el órgano se autodenominaba claramente nacionalsocialista [8] incluidos en un amplio proyecto de Nuevo Orden europeo. Pretendía representar al estado español que aspiraban a una síntesis de los bandos enfrentados en la guerra civil mediante la conversión del estado en sujeto de la revolución. Nacionalistas y socialistas, por lo tanto: "Nacionalistas y Socialistas, porque abrigamos la firme y decidida voluntad de completar la revolución y liberar a España de teócratas y capitalistas".  Frente a ellos se situarían los anglófilos, los monárquicos, los falangistas no convertidos. La superación del cisma de la guerra civil y la integración de los valores culturales y sociales de los vencidos [9], sólo se conseguiría, mediante una efectiva y radical comunión de nacionalismo y socialismo, en la que el patriotismo laico y defensor de la superioridad de las naciones sobre todos los órdenes de la vida y la sociedad serviría de elemento cimentador. Una fusión, en definitiva, del aliento de reforma del 14 de abril (de 1931) y del espíritu del 18 de julio (de 1936). Si el espíritu republicano debía renunciar al internacionalismo marxista, el del 18 de julio debía renunciar radicalmente al catolicismo. Para ello, el auténtico nacionalismo, desmintiendo así a teóricos tradicionalistas como Víctor Pradera o García Morente, debía de ser aconfesional y renegar de la conocida "teocracia", un "seudonacionalismo que somete España a un poder espiritual extranjero". Masones, incluidos los jesuitas "masonería blanca, red esparcida por todos los países", teócratas y comunistas estarían menoscabando el auténtico nacionalismo [10]. El no catolicismo, también expresado en la nula evocación del carácter católico de los tiempos del Imperio español, iba desde luego más allá de las formulaciones en ese aspecto del ultrafalangismo coetáneo. Pues, si para Laín Entralgo pocos años atrás sólo siendo falangista se podía ser católico y español a un tiempo, para Enlace el ser nacionalsocialista e hispánico obligaba también a renegar del catolicismo por ser, en última instancia, anacional, sujeto a un poder extranjero.

Ese énfasis en la reconciliación nacionalsocialista, llevaba también a Enlace a publicar con frecuencia llamamientos a los refugiados republicanos y nacionalistas que trabajaban en Alemania para renegar de los angloamericanos y unirse con los camisas viejas para combatir a los enemigos comunes [11].  También reclamarían una herencia curiosa: la de los heterodoxos de la historia hispánica, que desde el extranjero, como el regeneracionista Ángel Ganivet o Miguel Servet, descubrieron la patria desde fuera y apreciaron que la verdad era inmutable, opinasen lo que opinasen los del interior: "Por eso nosotros somos nacionalsocialistas" [12]. 

El porvenir de Europa y de la humanidad entera estaba indisolublemente unido al "destino alemán", para evitar que se extendiese el comunismo, asimilable al "internacionalismo judío-masónico" y aniquilase al nacionalsocialismo, al que se debían sumar todos aquellos que deseaban que persistiesen las naciones de Europa [13]. Naciones entre las que estaban incluidos hasta los pueblos eslavos, empezando por el ruso, tendrían su lugar dentro de ese Nuevo Orden si se libraban del influjo pernicioso del judaísmo y el comunismo, lo que parecía una confirmación más del diferente Feindbild que acerca de Rusia y los pueblos eslavos se había forjado en el «divisionismo» falangista, con pocas excepciones. [14]

Alemania estaba llamada a ser de nuevo el "núcleo señero de Europa", su "fanal y luminaria", por haber sido el primer pueblo de la vieja Europa capaz de comprender el significado del Nuevo Orden y por contar con el genio que lo concibió y lo ejecutará, Adolf Hitler, pues defendería la independencia de Europa, pero también de los pueblos del continente con el fin de unificarlos en modo federativo. [15]

Los enemigos de Alemania, por tanto, serán nuestros enemigos: judaísmo, bolchevismo y capitalismo. Y si Alemania caía, toda Europa caería con ella [16]. En el más puro estilo de vitalismo de culto a Europa entera y a la acción,  producto del sacrificio de una generación esforzada que sabía comprender las necesidades de su tiempo y estaban dispuestos a seguir curtidos en la lucha guerrera. Hombres como los franceses Jacques Doriot o Marc Augier, o nuestro francovalón Degrelle, la legión rusa de Vlasov etc. Citando al paladín de las juventudes NS Baldur von Schirach, Arrizubieta se dirigía enérgico a una juventud con aire castrense, reencarnación de las viejas órdenes militares, que morían por un ideal y por la redención de Europa, así como por la pervivencia de sus naciones étnicas "piedra sillar y germen de orden", dentro de una concepción del Estado étnica, racial, naturista y socialista[17]. La capitulación alemana, como se vería en Grecia e Italia, traería consigo la guerra civil y el desorden, y particularmente, la ya común lucha entre dos concepciones del mundo; comunismo y capitalismo[18]

Se trataba en buena parte de la prototípica apelación al europeísmo del Nuevo Orden, en el que se incluía la idea de "cruzada" europea contra el bolchevismo y la reacción. Nada nuevo en el aparato de prensa y propaganda nacionalsocialista, cuyos efectos ideológicos fueron muy poco practicados por el grueso de los llamados nazifascistas; solo estuvo presente en pequeños grupúsculos nacionalsocialistas ortodoxos despues de la segunda guerra mundial.

El capitalismo, aliado del comunismo y enemigo de la supervivencia de las naciones de Europa, que ya había sometido a los pueblos de EE.UU., Gran Bretaña y la URSS, era expuesto inequivocamente como el destructor de nuestra civilización, incluyendo en muchos textos a sus raíces judeocristianas. Estas formulaciones en lengua castellana, mucho más elaboradas y variadas como la buena voluntad de sus receptores ganaron numerosos adeptos entre las intelligentsias colaboracionistas y nacionalistas de varios estados europeos, ocupados o liberados. El europeismo nacionalsocialista se amoldaba a sus propias cosmovisiones ideológicas, desde las que se incluía con reservas propias el concepto desde un "Occidente cristiano" a la "Nueva Catolicidad" mediterránea o el resurgir del antiguo Imperio sacro romano germánico. Las colaboraciones escritas por combatientes ibéricos del estado español y portugués en las filas de la Wehrmacht y las Waffen SS, o bien sugeridas por la sección del Alto Mando de las mismas, involucradas en la consecución del soñado ejército europeo, en resaltar el carácter europeo de la lucha anticomunista y anticapitalista para reclutar voluntarios de todo el continente.

En consonancia con el mensaje nacionalsocialista en castellano, Enlace acorde al ideal tiene un fuerte tono obrerista. Desde el número 17 (08/11/1944), el periódico dedicó una sección específica a los problemas del trabajo titulado "Mundo obrero" (nombre que recuerda al PCE español), con el símbolo del Deutsche Arbeitsfront, un martillo y una guadaña cruzados sobre la rueda dentada y continuas citas a Robert Ley en grandes titulares. Como venía siendo común en el NS, la revista reconocía al obrero como individuo con dignidad humana, incorporado al común cuerpo de la nación y en igualdad de derechos y deberes con el resto de connacionales. Por ello, "somos los únicos revolucionarios", frente al estilo "materialista y mercantil" de capitalismo y comunismo[19]. La revolución europea y la consecución de la justicia social estarían íntimamente vinculadas, mientras que el capitalismo angloamericano, el comunismo y la "ambición judaica de dominio universal" perseguirían la anulación de la dignidad y los derechos obreros. El socialismo nacional con horizonte europeo también garantizaría un "orden de propiedad", canalizaría el progreso técnico y científico, entronizaría la dignidad de la familia como célula de la nación y la comunidad, y haría de todos los "productores" miembros activos de la comunidad nacional, en cuyo seno cada elemento encontraría su lugar, desde el obrero al intelectual y el profesor universitario, cuya pluma debería estar al servicio de la nación y la nueva Europa[20]. El campesinado, finalmente, tendría un lugar especial en ese diseño como "fuente de la pureza racial de la nación, y verdadera aristocracia", al igual que la ciencia y la técnica.

Los más capaces, gracias a la selección natural. Los pueblos jóvenes y dinámicos, etnológica y racialmente lineales, amantes de la tradición configurarán esas comunidades nacionales, sostendrá Enlace[21].

Esa España inmortal de raza y amante de la tradición, expresada por la visión nacional vasca de Arrizubieta, no era una España monolingüe o etnoculturalmente homogénea. Si la raza es lo que importa, las etnias y sus idiomas asi como la cultura van a ser primordiales. En ningún momento se recogen en el discurso de Enlace los mitos castellanistas típicos del nacionalismo español de tendencia reaccionaria y jacobina. Mucho menos se alude al idioma castellano como elemento definidor de la nacionalidad. Como hacía Primo de Rivera, en aquella idea misional de nación, es decir, en el orteguiano proyecto común, rebautizado como unidad de destino en lo universal. Por el contrario, Arrizubieta sí que bajaba a la tierra, la sangre, los muertos y la tradición, todo aquello que despreciaba el fundador del falangismo por apelar a instintos primarios y afectos poco espirituales, y que temía porque supondría perder la batalla contra los nacionalismos sin Estado. Con ese fin, Arrizubieta introduce el fuerismo que presentaba a los vascos y su idioma milenario como quintaesencia y reserva racial del mundo Ibérico peninsular, lo que acarreaba al periódico la consideración de portavoz nacionalista vasco para los falangistas españoles en Berlín y para algún historiador poco familiarizado con las interioridades del pensamiento político hispánico. Enlace abría la puerta a la diversidad etnocultural y lingüística ibérica. Así, el periódico no tenía reparos en publicar trabajos en euskara, gallego o catalán. También insertaba saludos y frases en euskera, galego y catalán en la sección de correspondencia con combatientes en el frente que fuesen galegos, vascos o catalanes, saludos en los que además de alentarles a seguir luchando por el Nuevo Orden se podían encontrar frases como "Euzkalerría.Ikusi Arte" [22]. Pluralismo étnico hispánico de tono imperial europeo como fermento de la unidad.

Esto no gustaba nada a las jerarquías diplomáticas franquistas, y censuraban el periódico. Enfatizaba en los pueblos y nacionalidades de Europa, sustratos étnicos primigenios del continente, en la medida en que no se aludía explícitamente a los estados consolidados ya existentes, y se destacaban algunos ejemplos como los francovalones, ucranianos o eslovacos; cuya liberación habría venido de la mano del nacionalsocialismo. Arrizubieta explícitamente apunta a que el sujeto nacional participante de ese nacionalsocialismo europeo no fuese necesariamente España. Y, en todo caso, imprimía a ese nacionalismo pretendidamente racial un sesgo diverso.

¿Tenía este mensaje un público masivo detrás de él? ¿Hasta qué punto compartían los postulados de Enlace el medio millar de combatientes que luchó con el ejército alemán, la colonia de trabajadores españoles que aún permanecía en Alemania desde fines de 1944, y de modo más general los falangistas radicales que desde España, o buena parte de los ex-combatientes de la División Azul? Ex-divisionarios reconvertidos en soldados de la Wehrmacht y las Waffen SS cuyas memorias fueron publicadas a la vuelta de su cautiverio soviético, presentaron su lucha como una continuación sin más de los ideales por los que habían tomado las armas el 18 de julio de 1936 o en junio de 1941: anticomunismo, lucha por la cristiandad y la civilización occidental, defensa de los ideales primigenios de la Falange fundacional y del legado de los "mártires" falangistas. Todo ello combinado con un cierto toque de afán de aventuras e inconformismo generacional.

Una muestra de la correspondencia recibida por Martín de Arrizubieta, como redactor de Enlace, de trabajadores españoles en Alemania y de combatientes españoles en la Wehrmacht y las Waffen SS entre noviembre sugiere igualmente que, para la mayoría de ellos, no existía gran diferencia entre el falangismo y el anticomunismo que en 1936 y en 1941 les habían llevado a tomar las armas, y el deseo presente de luchar en las fuerzas armadas alemanas. Eso sí, sus continuas invocaciones al destino de occidente y al anticomunismo feroz (Rusia es culpable), así como al falangismo originario, nos los presenta como fieles seguidores del falangismo primigenio. Pero nada sugiere que asumiesen en su literalidad, ni mucho menos en su contenido el nacionalsocialismo que intentaban predicar en ellos el señor Faupel, Best y Arrizubieta. Todo esto sugiere que no se registró conversión alguna a un nacionalsocialismo diferente del ultrafalangismo ya conocido. Sus lectores seguían en su bagaje doctrinal anterior, conformado en la mayoría de los casos por unas ideas-fuerza simples, pero efectivas. De hecho, algunos de los suscriptores de Enlace polemizaron por escrito con Arrizubieta por estar disconformes con sus diatribas anticatólicas, argumentando que el catolicismo pertenecía a la auténtica tradición "nacional" española. La mayoría de los voluntarios españoles participaron en la guerra como una épica lucha entre el comunismo y el anticomunismo, no concebían el conflicto en términos raciales, ni daba lugar a una transformación de los contenidos de la matriz falangista original, es decir, de la forma de fascismo engendrada en el grueso de la España castellana. El nacionalsocialismo ibérico que quisieron fundar Faupel y Arrizubieta quedó teorizado sobre el Nuevo Orden Europeo, pero las limitaciones populares que esa propia tradición imponía a este proyecto que se quisiese aconfesional, racista, socialista y europeista, asi como la identificación del Estado con la nación/etnia no calaba entre los habituales lectores falangistoides. Aun asi, finalmente la evolución ideológica de buena parte de la intelectualidad falangista y jonsista giró hacia posiciones liberales y tecnócratas, como ejemplos de ello tenemos a Gimenez Caballero y Montero Díaz.

Wilhelm Faupel, como otros oficiales se suicidó con su mujer antes de que los soldados soviéticos irrumpiesen en su casa.  Nuestro Arrizubieta fue a Munich y se alistó en una compañía de las Waffen SS, cruzó la frontera y se refugió en Génova. En mayo de 1946 intentó sin éxito reintegrarse al movimiento nacionalista vasco en el exilio. Sin embargo, los dirigentes del PNV no le perdonaron su filonazismo, como si habían hecho con Juan Manuel Epalza.

Fue finalmente enjuiciado por el franquismo y se le condenó a un destierro en la provincia andaluza de Córdoba, donde volvió a su hábito de sacerdote. Dentro de la órbita de los antifranquistas españoles colaboró en iniciativas culturales y ensayísticas, más o menos toleradas por su ropaje cultural y cristiano. En sus notas sobresale el nacionalismo esencialista vasco que todavía profesa. Ésta se uniría al movimiento nacionalista, definiéndose como defensor de la identidad etnocultural vasca, fiel a su lineal ideologia nacionalista de origen fuerista, tradicionalista y aranista.

Tras una visita del General Franco a su parroquía (no creemos que por casualidad) este le ofreció a Arrizubieta una foto dedicada "El nazi, el revolucionario". Pero en años posteriores las ejecuciones franquistas de los gudaris de ETA Txiki y Otaegi, refundiría las dos preocupaciones básicas de Arrizubieta: el socialismo y el nacionalismo. El ya senil sacerdote opinaba entonces que ETA no era sino el ejército patriota del pueblo vasco. Tampoco vayamos a asombrarnos de que se posicionase dentro del conflicto, del mismo modo que muchos toman parte del bando franquista cuando también es contrario al nacionalsocialismo. Y del mismo modo que existen filonazis en las filas del facherío, hasta finales de los 90' en ETA también existían gudaris que veían en el nacionalsocialismo su espejo en la lucha por la supervivencia como pueblo, no era en absoluto un bloque homogéneo y existían gudaris al estilo de nuestro Jon Mirande o Martín Arrizubieta que se toparon con captadores de la banda terrorista.

"Germanófilo convencido que acabó siendo seducido por los nazis. Se mostraba rabiosamente partidario del derrocamiento de Franco a favor de un régimen nacionalsocialista para España que fuera capaz de dar la independencia a una Euzkadi ,grafía con la que lo escribía, libre, nazi, soberana y racionalmente pura. ¿Fue Martín de Arrizubieta un loco, un friki, un iluminado de la vida? ¡Qué va! Fue un fascista de libro.” Josu Uribetxeberria Bolinaga

I

Desaritzen nau tartean.
DENBORA doa
zaldi ganean.
Mugatua be itxasoa!

txaka-txak, txaka txak.

Asi berri behe unetik
gerora...
Lurretik
goi gora.

Azken uneak
ohintxe dira eneak.
Ditzagun azter!
DENBORA den tximistargi laster...

Eta igaroen
batera
betiko geldi dadin gaurkoen
kikunbehera
oroien artean
gaurkoen lurpean.

txaka-txak, txaka txak.

II

Amabi dindon, lehenaz, mustean itto da
erdel azken bihotzkada.

Drangan drangaka
utikan!
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Sor dadin, euskaldun berri
Euskadi-ko euskalherri!!

Dindon-dan, dindon-dan.
Ziriri! Bolanderuak!
Dindon-dan, dindon-dan.
Ziriri! Bolanderuak!

Euskara,plazara!

 Eguneroko Gabon zaha. Martin Arrizubieta 1980

 

Bibliografia consultada en la Biblioteca del Instituto Iberoamericano de Berlín:

[1] Eduardo Pérez-Yebra, «Política y guerra», en: Enlace, III: 18, 23/11/1944, pp. 3-4.

[2] Editorial, «La voz de la raza», en: Enlace, III: 12, 10/09/1944, p. 1.

[3] Editorial, «Escuela de sofistas», en: Enlace, III: 14, 01/10/1944, pp. 1-2

[4] «Los judíos españoles», en: Enlace, III: 12, 10/09/1944, p. 3.

[5] Eugenio Piñero, ex-combatiente de la DA, «Pensando en Letonia», en: Enlace, III: 16, 29/101944, p. 7.

[6] Editorial, «Socialismo europeo», en: Enlace, III: 20, 21/12/1944, pp. 1-2.

[7] Por ejemplo, R. Monzón Toledo, «Sobre la propaganda enemiga», en: Enlace. III: 16, 29/10/1944, p. 3.

[8] «Democracia y crimen», en: Enlace, III: 16, 29/10/1944, pp. 1-2.

[9] Vid. Ismael Saz, España contra España, pp. 250-65

[10] Editorial, «Raza y Revolución», en: Enlace, III: 15, 15/10/1944, pp. 1-3.

[11] García, sindicalista, «La voz de un refugiado», en: Enlace, III: 16, 29/10/1944, p. 4. 

[12] Editorial, «La Verdad», en: Enlace, III: 18, 23/11/1944, p. 1.

[13] Vid. el escrito firmado por varios ex-combatientes de la División Azul, «Nuestra posición», en: Enlace, III: 17, 08/11/1944, p. 3.

[14] X. M. Núñez Seixas, «¿Eran los rusos culpables? Imagen del enemigo y políticas de ocupación de la División Azul en el frente del Este, 1941-1944», en: Hispania, 226, 2006, pp. 695-750 

[15] Eduardo Pérez-Yebra, «Política y guerra», en: Enlace, III: 18, 23/11/1944, pp. 3-4; Editorial, «La Voz de Europa», en: Enlace, IV: 2, 13/01/1945, pp. 1-2.

[16] «Por qué somos soldados de Europa», en: Enlace, IV: 6, 12/03/1945, p. 1, o «Los enemigos de Alemania son nuestros enemigos», en: Enlace, IV: 7, 19/03/1945, p. 1.

[17] «La nueva generación», en: Enlace, III: 19, 07/12/1944, pp. 1-2; Eduardo Pérez-Yebra, «El porqué de esta guerra», en: Enlace, III: 20, 21/12/1944, p. 3.

[18] «¿A dónde vas Europa?», en: Enlace, IV: 1, 06/01/1945, pp. 1-2.

[19] «Obreros como mercancía humana», en: Enlace, III: 18, 23/11/1944, p. 4.

[20] «Misión del escritor», en: Enlace, IV: 5, 03/02/1945, p. 1.

[21]  «Socialismo europeo», en: Enlace, III: 20, 21/12/1944, pp. 1-2.

[22] Vid. Enlace, III: 20, 21/12/1944, p. 3; «Amigos de Enlace», en: Enlace, III: 15, 15/10/1944, p. 6.

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